jueves, 20 de octubre de 2016

Historia de la caza

Historia

La especie humana ha practicado la caza desde la prehistoria. Se considera que los primeros grupos humanos utilizaron un sistema de caza, pesca y recolecciónel cual fue muy eficiente para garantizar el poblamiento del planeta. Se estima que más del 80 % de los grupos humanos en la actualidad son herederos de este modo de producción basado en el desarrollo de incipientes tecnologías y técnicas primitivas de recolección, cacería y pesca.3
El humano comenzó a cazar para subsistir, y así sigue siendo actualmente en muchas partes del mundo. La caza de subsistencia es aquella actividad que se realiza con la finalidad de obtener proteína animal o subproductos de caza para satisfacer las necesidades propias de los grupos humanos ligados a zonas rurales donde la disponibilidad de especies cinegéticas es alta.
El ejercicio de la caza formó la primera y principal ocupación de todos los hombres y se dedicaron a ella con pasión, lo que se refleja en textos religiosos y mitológicos. Por ejemplo, la Biblia dice que Nemrod nieto de Noé era cazador. Ismael, hijo de Abrahan y de Agar, se distinguió en este ejercicio. Esaú vendió su herencia a Jacob por un plato de lentejas al llegar hambriento de la caza. David fue cazador, etc.
Caza en la Antigua Grecia
La fábula nos representa a Diana como a divinidad de los cazadores. Chirou, que cuidó de la instrucción de la mayor parte de los héroes de la antigüedad, fue instruido por Diana en el arte de la montería. La misma atribuye a Pólux la gloria de haber enseñado o adiestrado los perros a la caza; y nadu disputa a Cástor el haber introducido los caballos en la caza de los ciervos.
Los babilonios y los medos tenían también una afición particular a la caza y los últimos habían construido grandes parques, en los que tenían encerrados leonesjabalíesleopardos y ciervos. Los griegos de los tiempos heroicos eran apasionados también por la caza. Platón llamaba a la caza «ejercicio divino» y la escuela de las virtudes militares. Leemos en Homeroque Ulises fue herido en el muslo por un jabalí cuya señal le duró toda la vida. Tenían una cierta vanagloria en poseer perros bien enseñados a los que les daban nombres diferentes, distinguiéndolos según el país de donde provenían. Tampoco les era desconocida la caza de pájaros con el halcón y gavilán.
Caza del jabalí en un mosaico romano
Entre los romanos solo los esclavos y la gente de baja extracción eran los que iban a la caza, a pesar de que consideraron esta ocupación como un ejercicio honesto. Paulo Emilio regaló a Escipión un equipaje de caza semejante a los de los reyes de Macedonia; y el joven héroe después de la derrota de Perseo cazó en el reino de este príncipe durante todo el tiempo que sus tropas permanecieron en el. Pompeyo vencedor de los africanos se entregó entre estos pueblos a los placeres de la caza.
Los romanos iban a cazar en los bosques, en los campos, etc. y en los últimos tiempos de la república, en los sotos o parques en donde tenían encerrados animales de toda especie. La caza con perros les pareció siempre la más noble; a pesar de que esto no impedía, como dice Plinio, que cazasen también con el halcón o el gavilán.
Los francos, que no conocían otra profesión que la de las armas, después de la conquista de las Galias encargaron a los naturales del país el cultivo de las tierras y se reservaron para sí la caza, que pasó a ser entre ellos un ejercicio noble.
La caza, que formó la primera y principal ocupación de los hombres, era antiguamente permitida a todo el mundo. Los romanos no habían formado todavía de ella un punto de jurisprudencia. La ley Sálica contenía ya algunos reglamentos relativos a la caza, pero no coartaba en nada el derecho natural de esta. Poco a poco se fueron introduciendo leyes y formando reglamentos para el ejercicio de ella, no permitiendo en ciertos países el dedicarse a cazar sino a la clase distinguida de la sociedad.
En los primeros siglos del cristianismo el celo de los fieles no les permitía ir a cazar durante la cuaresma y días de ayuno, aunque se guardase este, destinando el tiempo para ejercicios de penitencia. A pesar de ser la caza un ejercicio muy violento y cansado, muchas señoras de Inglaterra y algunas de Francia tienen una pasión particular por ella a la que se dedican como los hombres más aficionados.4

El instinto de caza tiene origen remoto en la evolución de la raza. El instinto cazador y el de lucha se combinan en muchas manifestaciones. [...] Puesto que el afán sanguinario de los seres humanos es una parte primitiva de nosotros, resulta muy difícil erradicarlo, sobre todo cuando se promete como parte de la diversión una pelea o una cacería.

No hay comentarios:

Publicar un comentario